Tonto es el que hace tonterías

 Según la filosofía de Forrest Gump, uno de los mejores y más menospreciados filósofos que ha albergado la vida en la tierra, tonto es aquel que hace tonterías. También, entiendo, puede ser el que las dice. Y la verdad es que no dejará nunca de sorprenderme la cantidad de ellos que viven en mi tiempo. 

No es que yo sea muy listo, y además me encanta el deporte. Sin embargo, nunca he dejado de ver a los fanáticos del fútbol como a tontos, muy tontos. Que me perdonen si alguno de ellos está leyendo estas líneas ahora mismo, no tengo ninguna intención de faltar el respeto a nadie con las mismas, es solo que no consigo entender cómo puede alguien ser capaz de matar por un escudo que no representa más que una empresa, dedicada a explotar a sus seguidores hasta el infinito solamente por ganar dinero. Dicho comportamiento, me parece una soberana tontería.

Del mismo modo actúan los periodistas especializados en futbol, que viven a base de inventarse todo tipo de noticias para tener a los ya mencionados tontos enganchados al televisor o a la prensa, discutiendo y quemando horas y tinta a base de cotillear sobre lo que sucede dentro de los clubs y comentando hasta el más mínimo detalle sobre cualquier cosa de la que puedan sacar tajada. Éstos son tontos, sí, pero disponen de un tipo de maldad de la que los primeros carecían, pues al igual que los clubs, se dedican a explotar las ilusiones de aquellos que no consiguen ver más allá de un balón y un marcador.

Por último, pero no por ello menos importante, tenemos a los futbolistas. Individuos que lo que mejor saben hacer es darle pataditas a un balón y que cobran millones de euros por ello. La gran mayoría de éstos, pese a no ser muy listos de verdad, son conscientes de su situación privilegiada y no hacen mucho ruido. La verdad no me parece bien llamar tonto a este primer grupo, pues ellos no tienen la culpa de que el mundo sea como es y aunque realmente se han esforzado mucho para llegar allá donde se encuentran, no se puede culpar a nadie por ir en busca de la isla del tesoro.

Hay un segundo grupo sin embargo, una minoría dentro de los jugadores que a priori, de tontos no tienen un pelo. Son una minoría entre los que se dedican al balón. Personas muy inteligentes que son conscientes de su situación privilegiada, conocen perfectamente la injusticia que representa para con el mundo su existencia y sin embargo no cesan de hacer ruido con ella. No dejan de alimentar al monstruo. Éstos son en realidad los más tontos. Los más malignos de los tontos. Uno de éstos, uno que no deja nunca de hacer barullo, crear empresas y lucrarse todo lo que puede de aquello que representa, ha publicado un pantallazo de su nómina en un ejercicio de venganza para con un periodista deportivo, demostrando cuán pobrecito es, al cobrar mucho menos de lo que el otro tonto decía. 

Estoy seguro de que es plenamente consciente de lo que representa para miles de trabajadores, gente que se rompe el culo todos los días por la calle para ganar mil euros al mes, ver una imagen del feed de su  propio banco con un ingreso de dos millones de euros. Estoy seguro de que incluso siente algo de vergüenza por ello. Pero también sabe que los primeros tontitos de este texto se quedarán centrados en el salseo, en el conflicto, antes de pararse a pensar en lo que representa que un tipo que no sabe hacer la O con un canuto gane semejante cantidad de dinero en medio año. 

Llamadme tonto, pero triste es que el mundo funcione así. Triste e injusto, que haya familias que no tengan qué dar de comer a sus hijos y tengan que presenciar estas sandeces en las noticias cada mañana. Que haya investigadores, médicos, bomberos o maestros salvando vidas a los que les cuesta llegar a fin de mes o mantenerse actualizados en su profesión a costa de horas y horas de estudios sin disponer de una décima parte de los beneficios de este tipo de elementos. 

Mejor nos iría si dejásemos de consumir tanto fútbol e hiciésemos que realmente los hoy multimillonarios pasen a llegar justos a final de mes.