Hoy, 14/02/21 una noticia de la Vanguardia escrita entre nada menos que TRES “periodistas” dice que un peligro acecha a la ciudad de Barcelona. Disfrazados entre la marabunta de protestantes se esconde un COMANDO (oh, dios mío, un comando!) de quince, sí, QUINCE! peligrosísimos ANARQUISTAS. Aquí tienen semejante trabajo de investigación:
La verdad, estoy muy asustado. No puedo parar de pensar en este grupo de temibles monstruos que comen niños y queman abuelitas al grito de ¡¡¡CHIHUAHAAAA!!! El relato del periódico es desgarrador. Por lo visto estos elementos que viven en naves abandonadas de cualquier vecindario del Maresme, tienen un perfil muy, muy bajo. Tan bajo, que toda la policía de Catalunya intentando encontrar a un culpable por la quema de una furgoneta con una temible A de Anarquía en su lateral, no ha encontrado organización de ningún tipo, financiación de ningún tipo, ni siquiera una relación clara más que la de un grupo de amigos que no tienen donde caerse muertos y que se juntan para quemar cosas por la ciudad, en mitad de las manifestaciones.
Es curioso, lo poco que le ha costado a las fuerzas policiales encontrar a estos espantosos Anarquistas sin casa, propiedades, casi sin nombre, si lo comparamos con lo mucho que les costó en su día y les sigue costando encontrar a compañeros que dan patadas voladoras en la cabeza a mujeres haciendo cola para votar, o que vuelan ojos con pelotas de goma a manifestantes que simplemente estaban en la primera fila, aunque éstos que disparan y agreden indiscriminadamente lleven un número identificativo.
Estos chavales a los que la policía y la Vanguardia acusan de peligrosísimos Anarquistas, probablemente no se han preocupado siquiera de saber qué significaba ser Anarquista cuando éstos realmente existían. Los Anarquistas reales no sólo eran personas mucho más peligrosas que cualquier mindundi que hoy en día se dedique a quemar cajeros o contenedores. Nacidos y crecidos entre la más absoluta miseria, se convencieron de la tremenda injusticia que sufrían sus huesos, de la lucha que debían llevar a cabo, cuando vieron que levantar la mano para decir que ellos y sus familias se estaban literalmente muriendo de hambre aunque trabajasen quince horas diarias, no servía para nada. Cuando vieron que quejarse, sólo servía para que sus jefes crearan un sindicato de pistoleros que los mataban como a perros, especialmente a los que conseguían más popularidad entre el resto de trabajadores. Véase como ejemplo, el caso del conocido Noi del Sucre.
Aquellos Anarquistas, los reales, tuvieron primeramente que nutrirse de conocimiento para poder argumentar sus ideas, pues eran analfabetos de partida. Tuvieron que aprender a organizarse entre ellos para dejar de ser insectos aplastados por la velocidad en los faros del capital. Para dejar de ser los esclavos de patrones que se lo quedaban todo, mientras eran defendidos por los gobiernos. Aquellos Anarquistas, los que no tenían manera ni necesidad de hacerse selfies demostrando lo anti sistema que eran, eran capaces de hacer lo que fuese necesario para luchar por sus ideas, porque no luchaban por sus ideas, luchaban por sus vidas y por las de sus familias.
Matar a aquellos que los mataban era para ellos una necesidad, no un capricho. Que nadie se olvide ni obvie esto.
Los Anarquistas reales ya no existen, pero el Estado y sus marionetas se siguen lucrando de su nombre y sus acciones para poder aplicar su brutalidad. Siguen metiendo miedo a la población ingenua, hablando de comandos e igualando Anarquismo y terrorismo. Triste es saber que tienen la historia en contra, sólo que nadie se preocupa ni preocupará de indagar en ella.
Juzgar con nuestros ojos de hoy a los verdaderos Anarquistas, acostumbrados al lujo de tenerlo todo y a la tranquilidad de saberse protegido por unos derechos que conquistaron los que lucharon por ellos, es tan injusto como insensato. ¿Por qué cree usted que su jornada laboral es de ocho horas? ¿Por qué cree usted que tiene vacaciones? ¿Quién consiguió que fuese obligatorio que nuestros hijos fuesen escolarizados en lugar de destinados a trabajos forzosos?
Los Anarquistas reales, fueron los primeros en hablar de Ecología, de Feminismo, de Educación para el pueblo, de Apoyo Mutuo, de Amor en lugar de guerra. Los Anarquistas reales fueron los primeros en pedir sensatez a un sistema que hoy ya se nos ha comido y, aunque es verdad que muchos se aprovecharon y se siguen aprovechando de su nombre para llevar a cabo actos realmente deplorables, es injustísimo que la mayoría de la población siga sintiendo escalofríos al leer o escuchar la palabra ANARQUÍA.
Infórmense ustedes, por el amor de Dios y reinventemos aquella palabra para crear algo sensato que no requiera violencia.
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