SI NI VITIS, NI TI QUIJIS

Ésta es la frase que más veces tengo que escuchar cada vez que se acercan unas elecciones. Sean generales, autonómicas o municipales. Parece que alguien la hubiera metido en el disco duro general y todos aquellos que creen entender cómo funciona su sistema político tienen acceso a ella, soltándola ante la más mínima ocasión con una sonrisita estúpida. Antes me daba rabia, ahora sólo me da pena. Pena de ver que nadie quiere entender el mundo en el que vivimos. Pena de la poca memoria colectiva. Pena de saber que este mundo sigue en constante retroceso y pena de sentir que mi hijo nacerá en una realidad de mierda que nada hace por su futuro.

Vamos a ver, ¿qué sentido tiene votar según el sistema político actual? ¿Alguien en su correctas cábalas puede decirme qué ventaja tiene el sistema existente? 

- Pues que si votas a uno menos malo, evitas que salga el más malo. 

¡Qué suerte conocer a gente tan lista! Si todas aquellas personas que piensan así se parasen a reflexionar un momento, se darían cuenta de que mediante el voto, se legitima que el más malo se presente a gobernar. La votación de partidos políticos es un método que permite que esa minoría enferma, reaccionaria e insolidaria tenga sus escaños en el congreso y sus horas en franjas televisivas de máxima audiencia.

Ni que decir tiene que el menos malo querrá llegar al poder a toda costa y hará lo que le pase por el forro (por ejemplo pactará con el más malo) para gobernar. ¡Mira que bien! tu voto al final ha valido para dar protagonismo a aquello contra lo que creía luchar. Yo no me quejo de los políticos, eso es ya una causa perdida. Me quejo de que haya tontos que los defiendan en Twitter. Me quejo de que haya ineptos comentando sus cambios de tercio. Me quejo de que haya estúpidos que van a mítines, exponiéndose a una posibilidad de contagio cuando no lo han hecho por ir a ver a sus familias. Me quejo de que alguien pueda llegar a pensar que dar poder a cualquiera de esas alimañas, sirve para algo positivo. 

Los políticos que han ido de progres antisistema, están embebidos en despachos llenos de banderas, escribiendo estupideces en twitter mientras su propio gobierno encarcela personas por escribir una canción. Los que tienen cara de tontos que nunca han roto un plato y nunca dicen nada fuera de tono, abandonan el ministerio de sanidad en mitad de la mayor crisis sanitaria del último siglo para intentar ganar unas elecciones. Los que querían la independencia, ya no la necesitan tanto si van a sacar un rédito importante a base de cerrar la boca y, aquellos que nos han prohibido salir a tomar una cerveza con nuestros amigos ahora nos incitan a ir a escucharlos a mítines rebosantes. 

¡Vamos todos a rompernos la cara por defender a estos elementos!

La única solución a todo esto es no votar, y lo es porque en pleno siglo XXI la figura del político tal y como lo conocemos hoy en día ya no es necesaria. Tenemos la capacidad de organizarnos colectivamente a través de nuestros teléfonos. Tenemos el conocimiento necesario para poner en el poder a personas imparciales, inteligentes y con experiencia para gestionar campos específicos, sin necesidad de exponer su opinión política a gestionar la opinión de la masa. Y tenemos la capacidad de inventar un método que no ponga un altavoz delante de bocas putrefactas, sedientas de poder y sin ningunas ganas de trabajar. ¿A qué estamos esperando para pasar página? 

Sólo no votando y organizándonos cambiaremos el mundo en el que vivimos





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