El mundo sigue perdiendo

Nacemos, crecemos, nos reproducimos y la roscamos. Por el camino somos una maraña de opiniones, juicios, deseos y aspiraciones. Tenemos hoy en día tantos enemigos ideológicos que no somos realmente capaces de gestionarlos, abres twitter y sólo lees odio, enciendes la televisión y sólo hay conflictos y hambre, bajas al bar (bajabas) y estaba el cuñado de turno arreglando el mundo en la barra. ¿Quién carajo nos enseña a tener que imponer nuestra opinión? Si todos nacemos iguales, todos tenemos el derecho a pensar, a opinar, a actuar de una manera determinada, quién nos hace creer que nuestra opinión es y debe ser la única a respetar? ¿Y para qué?

A todas luces, son los partidos políticos la base de nuestra educación polarizada.

Dos partidos políticos representan dos ideas diametralmente opuestas. Al basar nuestra libertad en las normas dictadas por el partido en el poder, el mundo se divide en aquellos que están conmigo, o contra mí. Así lo veía Trump, así lo ve Casado y así lo ve Iglesias. Así lo ven todos aquellos que se dedican a subsistir entre el fango. El motivo por el que alguien tan enfermo como Trump pueda llegar a ser presidente del país más peligroso del mundo, es el hecho de que la población da crédito al sistema sociopolítico de hoy, yendo a votar. Los inútiles no dejarán nunca de llegar al poder mientras nosotros se lo pongamos en las manos.

Y no nos engañemos, son ellos, los inútiles, los únicos que sacan un beneficio de todas estas luchas societarias. Tristes diablos que no saben hacer nada con sus propias manos, vividores, cuya mayoría no han tenido que trabajar ni un día de su vida y que viven a costa de enfrentarnos. Todo este ruido, sólo sirve para justificar su existencia. 

Pero las ideas, las mientes, los padres y las madres son sólo de cada uno, y no podemos ver el mundo dividido en dos. 

Pocos países quedan en los que la población no demuestre día a día su polarización. Incluso algunas dictaduras (directas, o disfrazadas de comunismo), están consiguiendo más a base de estar unidas por amenaza de muerte, que aquellos países en teoría libres cuya población no deja de discutir por imponer las ideas de unos u otros. 

Llegará un día en que el ser humano se dará cuenta de que nunca un conflicto será capaz de erradicar una idea y aprenderá a trabajar sin políticos de por medio, de la mano de su homólogo aunque no piense como él, para que el mundo sea mejor. De momento, tendremos que conformarnos con lo menos malo de la tierra del sueño capitalisto, aquella que sigue creyendo en una democracia podrida. Aquella que acaba de cambiar a un niño pequeño, tonto, enfadado con el mundo, por un neoliberal viejo, inteligente, que tiene el poder en sus manos para hacer lo que le venga en gana. Biden ha ganado, pero el mundo sigue perdiendo. 









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