Más Madera

La situación en Madrid este fin de semana es desoladora. Pero no sólo por el hecho de que Isabel Díaz Ayuso haya decretado el confinamiento de todo Madrid Sur, haciendo el ridículo por el camino y demostrando ser más incompetente de lo que parecía (si es que eso era posible). Lo es porque la legalización y puesta en el congreso de la organización neofascista que todos conocemos, la consiguiente deriva a la derecha del PP para no perder votantes, y la ausencia de mecanismos de control que regulen los movimientos nacidos en manos de algo tan inútil como puede ser un político, vuelven a polarizar a la población por momentos. 

Banderitas de nuevo por todos lados de los partidos políticos que no gobiernan Madrid, banderas republicanas en contra del gobierno de la comunidad, banderas monárquicas para quejarse de las restricciones, esteladas con mascarilla para pedir la independencia de Catalunya e incluso banderas del pajarraco que nunca mueren. De repente en manifestaciones en defensa de Madrid Sur, puedes encontrarte con eslóganes como “Los Delincuentes son los Cayetanos” que deberían decir “Los Delincuentes son los políticos que protegen a los Cayetanos”.  

En los últimos cien años, en este país hemos sufrido una monarquía de 29 años, una república de 8 años, una dictadura de 36, y por último otra monarquía de la que ya llevamos 45. En ningún momento en el paso de todos estos años, han estado de acuerdo ni contentos todos los grupos ideológicos que existen en el país. Entre medio, hemos pasado una cruenta guerra de tres años en la que nos hemos matado unos a otros por tener la razón. Nuestros paisanos se han visto exiliados, parias al fin y al cabo dispersos por el mundo simplemente por su manera de pensar. Nadie puede decir que algo se haya ganado de este perpetuo conflicto, sin embargo, como si no fuera con nosotros, como si no hubiéramos aprendido nada, aquí sigue sin poder existir la diversidad de pensamiento. El que no piensa como yo, debe morir. 

Hoy, en septiembre de 2020, el pueblo español todavía no ha entendido que de nada sirve ningún tipo de político, que de nada vale ningún tipo de poder, porque los políticos sean del color que sean sólo se rigen por su interés personal, gobernando para encontrarse siempre entre aquellos a quienes creen pertenecer. 

Ningún partido político, gobierno, o persona en particular hará nada por nosotros, los que tenemos que levantarnos cada mañana para ir a ganarnos el pan. Seamos abogados o obreros. De nada sirve que sigamos culpándonos entre nosotros. De nada sirve que sigamos en guerra. Demasiados han sido ya los intentos de dejar el poder en manos de políticos. Debemos tomar el poder, sin colores, sin nombres y sin violencia, obviando este decrépito sistema que nos rodea e instaurar la democracia real. Basta ya de Rojos y de Azules. 










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