Este 1 de Mayo

El mundo lleva celebrando el 1 de mayo más de cien años. El día de los trabajadores, se ha convertido en algo tan consolidado, que ya ninguno de nosotros entendería que no existiera. Pero la sociedad no ha parado de cambiar desde aquel 1889 en el que todo empezó y con él han cambiado también las condiciones, forma de vida y necesidades de la clase obrera. ¿Debemos conformarnos hoy con lo conseguido hace tanto tiempo?


Por aquel entonces, la jornada de trabajo podía ser de hasta doce horas y no se discriminaba entre las manos de un niño, las de un anciano o las de un adulto en plena edad productiva. El Capitalismo más rancio acababa de nacer y necesitaba leña para que sus llamas siguieran consumiendo todo lo que encontraban a su paso.

Para empezar, lo que se consideraba clase obrera en aquella época (personas que trabajaban en fábricas o cadenas de producción siguiendo directrices del patrón) se ha visto totalmente incrementada, mediante la inclusión a este grupo social de personas con profesiones que, antes, no se podían considerar como clase obrera.

Por ejemplo, un médico, a finales del siglo XIX era con toda seguridad parte de la burguesía, pues no era posible ser médico si no tenías una familia con muchísimos recursos que te pudiera soportar mientras estudiabas. Lo mismo con muchas otras profesiones que requieren de estudios previos, como la ingeniería, la arquitectura e incluso derecho.

Sin embargo hoy, debido a la influencia que ha tenido el capital sobre la vida de las personas, estas profesiones ya no forman parte de la burguesía. Hoy, cualquier persona que haya nacido hija de obreros, muy probablemente podrá llegar a ser médico si se aplica lo suficiente (aún siendo cierto que cuánto más dinero se tenga, más fácil será el camino). Los obreros, por otro lado, tenemos sin duda mejores condiciones que las de hace cien años, aunque no suficientes. El Capital ha hecho que todos pasemos a ser una clase uniforme, que sobrevive, que no puede permitirse lujos. ¿Por qué seguimos pues, conformándonos con las demandas conseguidas hace tanto tiempo, si el mundo es ya otro?

La crisis del Coronavirus nos ha enseñado que se puede teletrabajar y tener más tiempo para nosotros. La ristra de años en recesión nos han enseñado que el modelo económico actual no es sostenible, consumiendo recursos del planeta de manera increíble pero sin ser capaz de aportar una economía sostenible para muchas personas. El mundo político nos ha demostrado sobradamente que, primero, no es capaz de mejorar nuestra situación debido a sus malas artes y su incompetencia y, segundo, que estamos soportando a costa de nuestro sudor a una clase parásita que cada vez es mayor en número.

Es hora de repensar la forma en que producimos. Es hora de introducir jornadas laborales de más flexibles que permitan conciliar mejor nuestra vida personal con nuestras obligaciones.

Debemos aprender a reducir costes para que la riqueza generada, que hoy nos roban a base de todo tipo de impuestos se enfoque en aumentar el poder adquisitivo de la clase trabajadora, eliminando por el camino a todos aquellos que viven sin producir nada útil. Haciendo que el dinero deje de estar en manos de los de siempre para pasar a estar en las de todos.

Este uno de mayo debe ser el comienzo de una nueva revolución.


Manifestación sindical en San Sebastián (1922).


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