Comunismo, Fascismo y Burguesía

Nos quejamos hoy de tener un rey. Nos quejamos de haber sufrido treinta y seis años de dictadura directa y de seguir sufriendo sus coletazos con jueces, políticos, empresarios en pleno poder que fueron y son afines a ella. Nos quejamos de partidos fascistas y neofascistas en primer plano político que, por más que intentemos negarlo, ya teníamos antes de la llegada del último (véase la ley mordaza).

Pues bien, todos estos problemas son derivados directos de la actuación del Comunismo Bolchevique antes, durante y después de la guerra civil.

El fascismo no tiene nada que ver con ser de derechas o de izquierdas. La definición de fascismo no debe ser la de un movimiento cualquiera que emule los movimientos de Mussolini o de Hitler, sino la de aquel que intenta suprimir la voluntad del individuo. La voluntad para hacer, decir o pensar lo que se quiera. Esto hace por tanto que una justa idea, en principio tan alejada del Fascismo a la hora de ser concebida como fue el Comunismo de Marx, pueda acabarse convirtiendo en una dictadura fascista a la hora de ser aplicada  tal y como la historia ha demostrado en la URSS, China, Cuba, Corea del Norte, etc.

Aunque la mayoría de la población hoy indignada no se interese por la historia, es importante saber que a lo largo de los años veinte y treinta, España era un hervidero para el cambio. La revolución contra el Capital fue el sueño de muchos, y estuvo muy cerca de convertirse en una realidad llegando a instaurarse en algunas poblaciones de Aragón y algunos barrios de Barcelona.

A parte del Anarquismo, movimiento que luchó por la libertad última del individuo, coexistieron diferentes pensamientos libertarios. El comunismo estuvo entre ellos y se dio aquí el nacimiento de varios partidos comunistas que defendían matices particulares, algunos como el POUM enfrentándose directamente contra la URSS, criticando precisamente lo arriba explicado. Otros eran el PSUC (rama catalana del PCE), e incluso el PSOE, que fue declaradamente Marxista hasta que un gran mentiroso, proyecto de burgués y liberal enmascarado andaluz, decidió retirar esa etiqueta de sus siglas.

Por eso es importante distinguir aquí entre comunismo libertario (el que querían los Anarquistas) del comunismo autoritario, el que defendían los bolcheviques para llegar a conseguir una sociedad mejor. El primero quiere eliminar de facto al Estado. El segundo quiere ser el Estado con excusa de poner remedio a los problemas y convertirse por el camino en una dictadura fascista.

El inicio de la Guerra Civil fue más una revolución social que una guerra civil. Una revolución social llevada a cabo mayoritariamente por el Anarquismo que contaba, solamente en la CNT, con más de un millón de afiliados en 1936. Pero la Rusia Bolchevique no podía permitir que en España triunfara la revolución, pues su seguridad dependía enteramente de pactos militares llevados a cabo con países capitalistas y, en este caso, el Imperio Francés tenía demasiados huevos puestos en la cesta Española, especialmente en Marruecos, como para estar satisfecho si el Anarquismo Español conseguía sus objetivos.

La URSS decidió pues apoyar al gobierno del momento, presidido por el Marxista del PSOE Largo Caballero (que formó parte, o más bien, disfrutó junto a la UGT de la dictadura de Primo de Rivera) y dejar de lado a la verdadera revolución, no sin antes por supuesto, meter con embudo a representantes de su ideología en el gobierno que le aseguraran un lugar privilegiado en el futuro y de tener a buen recaudo nuestro muy citado Oro de Moscú, consiguiendo así perpetuarse como una nueva forma de Burguesía alzada gracias al pueblo.

Así pues, con el Anarquismo desarmado y engañado por todos los gobiernos que le habían prometido ser fieles compañeros en la lucha contra el fascismo, (como el de Companys, cuyas tretas podemos explicar otro día) se perdió la guerra civil y por el camino, se diluyó la tan esperada y cercana revolución que tantas personas trabajadoras en la absoluta miseria habían esperado durante décadas.

Podemos observar hoy todo lo explicado en este texto, con partidos declaradamente Comunistas que han llegado al poder por y (en teoría) para el pueblo, jurando cambiarlo todo, pero que una vez en él aprovechan cualquier situación para ganar dinero y posición, haciéndose fotos con banderitas y besando la mano a un monarca al que juraron derrocar.

Los caminos del Comunismo son totalmente escrutables y siempre acaban conduciendo al mismo lugar:  la Autocracia Fascista por gracia del Capital, obtenida por medios contrarrevolucionarios.





Comentarios