La Moral Cristiana



Este es un fragmento de mi libro  -El Atrapamiento-

El movimiento de dioses en la antigüedad, es bastante complejo. Parece ser que la humanidad ha tenido siempre la necesidad de creer en seres supremos, y eso hace que haya casi tantas religiones, como civilizaciones han existido. La escasez documental al respecto tampoco ayuda mucho. Sin embargo, para entender los principios de la religión cristiana, el primero que nos interesa aquí, es el famoso Abraham, uno de los padres del judaísmo. Un señor nacido en el 1813 a.C. que fue muy probablemente el precursor del Henoteísmo, culto religioso que reconoce la existencia de varios dioses, pero que considera que solo uno de ellos es digno de admiración.
Hasta entonces parece ser que el Politeísmo era el rey y no había habido antes que Abraham, al menos que se sepa, una persona que dijera que un dios era más chulo que otro. Aunque sea confuso, la leyenda más establecida dice que el dios de Abraham no puede abarcar el nacimiento del Monoteísmo, ya que en teoría por aquellas fechas, se seguía creyendo en la existencia de varios dioses, pese a que solamente uno de ellos fuese el que merecía ser adorado. El primer Monoteísta reconocido, la primera mención de un dios único, apreció de la mano de Akenatón, un faraón Egipcio que reinó desde 1353 a 1336 a.C. El dios de Akenatón, al que él llamaba Aton (Dios Sol), es algo hasta entonces nunca visto. En realidad, es casi una ofensa para su pueblo, que siempre ha adorado un panteón politeísta, y que no duda en eliminar todo rastro de dicho ultraje cuando Akenatón muere, así como en perseguir a todos los seguidores de esta nueva doctrina. Para terminar de marear más la perdiz, incluso hay unos estudios recientes que apuntan a que Abraham y Akenatón, podrían haber sido la misma persona. ¿Quién sabe?

Lo que está claro, es que la vida siguió y en este sentido, las investigaciones del señor Freud en “Moisés y el monoteísmo” (1938), vienen a explicar que entre los que escaparon de la masacre a los adoradores del dios único, había uno de los nietos del faraón, conocido como “el heredero” o lo que era lo mismo en Egipcio “Moss”. Según esta teoría de Freud, este tal Moss, más conocido como Moisés, fue también el fundador del judaísmo, siguiendo el hilo del dios único Aton. Sin embargo, Moisés llamó a su dios YHWH. Sí, yo también pienso que es el dios con el nombre más acojonante que ha existido, (lástima que no se sepa aún a ciencia cierta cómo carajo se pronunciaba esto) eso sí, YHWH era el primer dios que necesitaba muchos mimitos, y se enfadaba bastante si no se le idolatraba suficiente. Esto, también era hasta entonces algo insólito, ya que las religiones politeístas, nunca habían pintado a los dioses como seres omnipresentes y omnipotentes que te castigaran si no les adorabas suficiente. Como ejemplo podríamos fijarnos en los dioses de la mitología Griega. Los Griegos, vienen adorando al Olimpo desde el siglo IX-VIII a.C. Pero estos, no son dioses del amor y la misericordia, tampoco son de esos que te castigan si no te portas como debes. Son dioses de la vida, y si quieres algo, más te vale trabajar por ello. Puedes adorarlos, pero nada conseguirás si no añades a la fórmula tu propia acción. La mitología griega, no enseña, ni reclama, una fe ciega. Todas las iras, manías o acciones de los dioses, tienen un aire cruel e inesperado. Los dioses hacen lo que les da la gana, cuando les da la gana. Puede parecerte bien o mal, pero tienen a sus favoritos en las guerras, dejan matar a quien les parece y dan poderes extraordinarios a quien les gusta. Son un mundo aparte, y no precisan adoración expresa, puedes hacerles la pelotilla a base de sacrificar animales, por ejemplo, pero eso no te asegura buena ventura, ya que adorar a un dios, podía enfurecer al de al lado. Vamos, que los dioses, hasta el nacimiento de YHWH eran muy parecidos a los caminos naturales de la vida. 

El judaísmo cambió las reglas del juego en cuanto a religiones se refería. A partir de ahora, adorar al dios único, iba a ser cuanto menos que una obligación, y desviarse del camino del señor iba a salir bastante caro. Por primera vez, una religión empezaba a crear seguidores en base al miedo en lugar de a la fe. Pero este tipo de seguimiento por obligación, también abría los brazos a la corrupción y el lucro desenfrenado a base de explotar las creencias de la gente, y 1300 años después de la creación del judaísmo, aparece Jesús, para señalar que los máximos mandatarios en el judaísmo están completamente corrompidos y que de eso no iba la religión, pasando así a convertirse así en el nuevo profeta. Curioso que su propio séquito, no tardó en convertirse en aquello que su mesías denunciaba. Por tanto, el Cristianismo fue, de entrada, una rama del judaísmo, sólo que los Cristianos reclaman a Jesús como profeta, en lugar de a Moisés.
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Pero me gustaría preguntarte; ¿Quién fue Jesús? ¿Era su intención fundar el cristianismo?

La realidad, es que no tenemos nada escrito de su parte. Jesús murió (en teoría) en el año 33, y los escritos más antiguos del Nuevo Testamento son de Pablo, del año 50. La mayoría son incluso más tardíos llegando al año 130, escritos por otras personas. Pablo, primer predicador de la teoría de Jesús, no lo conoció nunca, osea que, de entrada, todos los escritos sobre él empiezan del puño de una persona con la que nunca tuvo una conversación. La cosa promete. Tampoco debemos olvidar, que, hace dos mil años, no teníamos la más remota idea de muchísimas cosas que hoy conocemos gracias a la ciencia, y, por tanto, argumentar ideas e imposiciones divinas, debió ser una tarea mucho más fácil de lo que nos podemos imaginar. 

Pero, dónde vivía Jesús, cuál fue su entorno, y ¿qué mensaje pudo tener la necesidad de predicar? Hay algunos libros que pueden darnos pistas sobre esto. Por ejemplo - Jesús, el Esenio – y los Evangelios de los Esenios De Edmond Bordeaux. Si te interesa el contexto histórico, también está – La guerra de los judíos- de Flavio Josefo. No tenemos la certeza de que Jesús fuera un Esenio, como señala el señor Bordeaux, pero sí sabemos que, desde luego, sus enseñanzas tenían puntos, o muy similares, o muy dispares a las de éstos, y que, por su situación geográfica bien podría como mínimo, haberlos conocido. La verdad es que la doctrina de los esenios era bastante chunga, repudiando todo lo que no fuera existir para su dios, vivían exclusivamente de la agricultura, odiaban el comercio tanto como la propiedad privada, y evitaban los placeres, excepto el de auto reventarse a latigazos, ya que el cuerpo era la jaula del alma. Todo esto entre normas y obligaciones de lo más increíbles para con el señor. Si yo tuviera que apostar algo a la fuerza, diría que Jesús fue un Ex Esenio. Que se cansó de lo que no le gustaba de sus compis de secta y quiso fundar su propia empresa, con mucho más buen rollo en general. Pero lo que se puede sacar en claro de estos textos, lo que es irrefutable sin duda, es que el cristianismo, basado (en teoría) en la doctrina de Jesús, es la mentira más gorda que se ha contado, por lo menos, en los últimos dos mil años. Para inventar la religión como la conocemos hoy, se ha tenido que dar nuevos significados a palabras, crear historias increíbles, y tergiversar muchísimo las enseñanzas del profeta cristiano. Por ejemplo, lo primero que predicaba Jesús (y también los Esenios), era la austeridad. Sin embargo, estuve en el Vaticano, y la austeridad brilla, pero no por su ausencia, sino porque es de oro. Todo es de Oro en el Vaticano. 

Si lo que conservamos de las enseñanzas de Jesús es cierto, éste fue alguien a quien no le gustaban mucho las normas. Los Dogmas. El “esto es así, porque sí, y punto”. También era alguien que amaba la vida. Alguien que creía en el destino (dios), en la experiencia, en el devenir. En seguir adelante, con la mayor felicidad posible, la que no necesita nada. En no venirse abajo, en confiar en el futuro sin pensar en él, y especialmente, dar y recibir mucho amor. Amor por el camino. Ni juicio ni sanción. Para mí, esa fue la doctrina de Jesucristo. Seguir adelante siempre, sin hacer daño a nadie, y siempre creyendo en la vida, en que, lo que decidas hacer, estará bien hecho. Una buena persona, con un buen mensaje. Jesús, no iba en contra de nadie, más bien le daba igual quien pudiera estar en su contra. El predicaba, amor, felicidad, y paz. Nunca luchó contra aquellos que le querían hacer daño, siempre asumió todo mal, nunca pretendió juzgar, o castigar a aquellos que pensaban diferente a él. Cuando lo fueron a crucificar, lo crucificaron, y punto. El pobre hombre, probablemente no dio una pataleta en contra. ¿Se puede ser mejor persona? En ningún momento hay pruebas claras de que predicara una doctrina a alabar, una fe con la que hacer dinero, ni tampoco se puede intuir nada parecido. Por sus ideas, es directamente imposible que tuviera la más mínima ambición de gobernar a nadie, y mucho menos de imponerse. Intentaba hacer aquello que consideraba un bien. Su mayor preocupación, era denunciar que los líderes judíos del momento, estaban cayendo en una vida de materialismo y poder, que nada tenía que ver con las ideas iniciales del judaísmo, de la Torá, y que sí tenía mucho que ver con la manera de vivir de los líderes cristianos a lo largo de la historia. 


Así, por ejemplo, cuando Jesús dice:


“Bienaventurados los pobres en espíritu,
Porque de ellos es el reino de los cielos”


¿De qué habla? ¿Acaso está diciendo que todos los pobres de este mundo heredarán el reino de los cielos, siendo éste “El cielo” tal y como nos lo ha vendido la iglesia? O sea que, si soy pobre, y UNA VEZ MUERTO, ¿iré al cielo? ¡de lujo! ¡Adoremos a este señor que va a premiar mi pobreza en vida, llevándome al paraíso de la muerte!

Este razonamiento es, como mínimo, muy estúpido. Lo que está diciendo Jesús aquí, es que todo aquel que no necesite nada para vivir, todo aquel que no sea un azacán materialista, aquel que no necesita nada más que a él mismo conseguirá la paz mental, o lo que es lo mismo, el reino de los cielos. Pues como ésta, todas las enseñanzas de Jesús, han sido tergiversadas por la iglesia.

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A partir de aquí puedes darle las vueltas que quieras. Si realmente, Jesús no pretendía en ningún momento fundar la iglesia, ni como la conocemos a día de hoy, ni de ninguna otra manera, ¿De dónde ha salido? ¿De dónde ha salido una institución, que basó toda su facturación inicial (antes de los millones de inversiones) en lo que la gente aporta en donaciones? ¿Qué tiene que hacer semejante institución para mantenerse a flote? Hay muchas cosas que se le pueden reprochar a la iglesia. Infinitas cosas. Las peores. De lo que no se les puede culpar, es de ser tontos. Inventaron uno de los negocios más rentables del mundo, de los más duraderos. Y lo mejor de todo, no puede ser más sencillo:


1- Yo te juro que hay un dios controlándonos, que puede ser muy bueno (atribúyele todas las cosas buenas que te pasen) o muy malo. Y ten presente que, si te pasa algo malo, es directamente, porque TÚ has hecho algo malo, y te mereces el castigo de dios.

2- Pero no pasa nada, porque puedes convencer a dios para que no te haga cosas malas. Solo tienes que cumplir con mis instrucciones; ir a venerarlo a un lugar concreto (la iglesia), contarle todos tus pecados y secretos más profundos a la mano de dios (los curas) y luego, por supuesto, contribuir a la causa (suelta la mosca). Aunque no tengas pan para comer, no seas tonto, tu dios es más importante que tu pan.

3- Repite los pasos anteriores.


Desde luego, si Jesús levantara la cabeza para ver lo que se ha hecho en su nombre, a lo mejor dejaba su doctrina del amor y se retiraba al campo con unas ovejitas. 

Todas las personas pasamos por momentos difíciles o muy difíciles en nuestras vidas. Muy pocos suertudos se escapan de los arañazos del vivir. Son momentos en los que, o eres fuerte, o te vienes abajo. Y en esos momentos, ha sido y será siempre más fácil creer en “algo” que nos hará la vida mejor. Si hago esto, todo se solucionará. Si adoro a este ser, que es muy superior a mi, seguro que me hará la vida más fácil. Lo cierto, es que la vida más fácil solo puedes hacértela tú. Pero también es cierto que muchas personas no tienen lo suficiente o lo necesario para conseguir salir del bache por su cuenta y riesgo. El hombre común, no es un animal solitario, necesitamos a la comunidad, necesitamos algo que nos haga sentir acompañados, y esto la iglesia, lo ha sabido siempre muy bien. La Iglesia se ha sabido posicionar en los momentos más importantes de nuestras vidas, (nacimientos, bautizos, comuniones, bodas y muerte), incluso ha inventado tres de ellos, para demostrar que está siempre vigilante, siempre a tu lado. Al igual que ha sabido aprovechar todos los momentos de bajón de las personas (con los tres sencillos pasos de arriba) para entrar en sus vidas, hasta que ha conseguido que su discurso se transmitiera directamente de padres a hijos.

De la misma manera fue penetrando en la cabeza de los gobernantes para conseguir todavía una mayor credibilidad, y aumentar su poder, consiguiendo por el camino ser quién en realidad gobernaba los países. Porque, al final, un Estado es una invención del hombre, pero claro, dios es dios, y está muy por encima del Estado. Un rey inseguro sigue siendo un hombre. Y un cura maligno, aprovecha la figura de dios para gobernar a la sombra del rey, susurrándole a la oreja, a condición de la salvación eterna. Del Reino de los cielos que le robaron a Jesús. 

Si no has entendido lo de arriba, yo no sé cómo ponerlo en letra. Se podría escribir un libro nuevo de cada punto (a parte de los muchos que ya hay) pero en realidad, no hace falta. Solo diré que en nada de lo de arriba debes suponer que niego a dios como derecho de las personas a creer en él, si crees en dios, me parece perfecto. Ni tampoco que todos los curas son malos. El monstruito cristiano, también se come a si mismo. El cura que se cree la mentira, no es más que otro pobre diablo, aunque también es verdad que en algún punto debiera cuestionarse como se sostiene todo lo que le rodea. Hace ya tiempo que entendí que no se le pueden pedir peras al olmo.

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Todas nuestras costumbres, nuestra visión del mundo, de lo bueno, de lo malo, de lo correcto e incorrecto, está moldeada por dos mil veinte años de influencia cristiana. La iglesia, viene dictando a golpe de mazo, aquello que está bien y aquello que está mal desde que se dieron cuenta de que para poder cumplir su hoja de ruta (los 3 puntos de arriba) hacía falta moldear un poco al populacho, y sobre todo hacerlo sentir vigilado por un dios cruel. 

La manera más sencilla de verlo, es a partir de los pecados capitales. Seguramente, ya sabrás lo que son. Básicamente, son emociones prohibidas. A mi como persona pensante, el hecho de que me prohíban emociones, me mosquea un poco, la verdad. Pero es que, además, estas prohibiciones han ido cambiando a lo largo del tiempo, adaptándose a la evolución de la sociedad, de manera que se sospeche de ellas lo menos posible, y este hecho da por sentado que la iglesia se viene riendo del pueblo desde tiempos inmemorables. Vamos a analizar el listado de los siete pecados actuales, que no son los iniciales, porque mantener prohibida la tristeza, igual era pasarse: 


1- Lujuria: Vale, la lujuria está prohibida. Por supuesto, estamos hablando de la lujuria sexual (sin entrar en delitos como violaciones, pedofilia (ejem), etc.). ¿Y exactamente, qué tiene la lujuria de malo? ¿A quién hace mal un buen polvo? ¿Qué interés puede tener la iglesia en que estemos mal follados? Básicamente, se suprime la capacidad de decisión de la persona en cuestión, imponiéndole una castidad, que no hace más que generarle conflictos internos sin sentido, para que el sujeto en cuestión acabe buscando cobijo en dios. Sin embargo, por ser un poco guarrete sin hacer daño a nadie, y siempre de manera consentida, nunca ha pasado nada. Todavía menos, desde el invento del condón, que para algo está. Y si no, que se lo pregunten a las civilizaciones anteriores al nacimiento de la iglesia, que eran todas unos viciosillas sin remordimientos, como debe ser.

2- Pereza: Domingo por la mañana. Llevas toda la semana trabajando 12 horas al día. Niños, clientes, proveedores, compañeros inaguantables, y resulta, que ni siquiera el domingo por la mañana puedes ronronear en la cama. ¡PROHIBIDO! ¡A LA IGLESIA! Pero vamos a ver señores… Yo no hablo aquí de la pereza real, de ser un vago de verdad. Si eres una persona a la que le gusta todo menos trabajar, ese es tu problema. ¿Porqué tiene que prohibir la iglesia la pereza? ¡La Pereza, ya está prohibida por la vida! Un perezoso, no consigue nunca lo que se propone. Educación y planificación personal deben ser parte de la vida de cualquier persona, si estas no son asumidas, atenerse a las consecuencias.

3- Gula:Yo no sé como te comes tu un hamburguesote, un buen plato de espaguetis, o un aguacate maduro por las mañanas, pero personalmente soy un Gulas diario. Sin embargo, aún con su sagrada presencia, si he visto a un cura compartir con los demás la sangre de cristo ha sido siempre con un puntito de reticencia. La educación Alimentaria, es mucho más importante que la prohibición de un impulso que todas tenemos en nuestros adentros. Y pocas cosas se disfrutan más que pegarse un buen atracón un día determinado. Si disfrutas de atracones diarios, probablemente llegará un punto en el que tendrás que dar dos viajes para mover el culo, pero eso ya va a ser tu problema. Nadie debiera prohibir uno de los placeres más importantes de nuestra mundana existencia.

4- Ira:No conozco un niño, que no presente la Ira como equipamiento de serie. Cuando nacemos, ya venimos con la Ira dentro, y, especialmente cuando todavía no nos han enseñado a identificarla y controlarla, la dejamos salir en los momentos en que lo consideramos necesario. Por ejemplo, cuando un pequeño bastardo que está jugando contigo en el parque te roba tu cochecito favorito para llenarlo de tierra, y luego tirarlo bien lejos ¿qué tienes que hacer? ¿reírle la gracia? Y aunque tu meta fuese ser la mejor persona del mundo, ¿qué sentido tiene prohibir un sentimiento intrínseco en el ser humano? Tampoco estoy aquí haciendo apología a la ira, pero cualquier humano adulto requiere ese sentimiento en su día a día para poner a alguien en su sitio en un momento dado, o para actuar en consecuencia a un hecho que ya se ha producido. La ira, es en muchas ocasiones un detonante para hacer algo que debemos hacer. Como cuando tu jefe decide que tienes que trabajar un fin de semana entero sin cobrar. Puedes ser un buen cristiano y agachar la cabeza, cosa que está muy bien vista en nuestra sociedad, o puedes decirle que vaya a trabajar gratis su prima la del pueblo, pero con ira. El primer camino te volverá cada vez más reprimidito, con el segundo pondrás las cosas en su sitio de manera más que justificada. En lugar de promover su prohibición, cualquier institución que quiera el bien de la sociedad, debería apostar por enseñar a nuestros hijos a controlarla, y focalizarla en las situaciones que lo requieran, de manera educada. Volvemos a las mismas, una persona que reprime su ira por ser un buen creyente, o un buen samaritano, puede perfectamente entrar en un círculo vicioso de pensamientos impuros y confesiones divinas, y eso a la iglesia le viene de perlas. 

5- Envidia: La envidia sana, es buena. La envidia hace que luches por lo que quieres. Si enseñamos a nuestros pequeños que la envidia no tiene porque ser un mal sentimiento, y que tienen que usarla para conseguir sus objetivos, canalizarla, crearemos mejores personas. A día de hoy, la envidia es en muchísimas ocasiones un instrumento de auto represión que no hace más que comerse a la persona por dentro, ya que alguien que no sabe enfocar su envidia correctamente corre el riesgo de sentirse malo, y de actuar de manera maligna, además de ser un incompetente. Si sientes envidia por lo que tiene aquella que tienes enfrente, déjate de lloriquear y ponte a trabajar para conseguirlo con tus propias manos. 

6- Avaricia:La avaricia rompe el saco. Los dos puntos siguientes, son para mi lo mismo que la pereza. En pequeña medida están bien, en gran medida atente a las consecuencias. También es verdad que la sociedad de hoy, a base de consumismo y redes sociales, cultiva bastante la avaricia, generando monstruitos acaparadores a los que les da igual no tener una vida sentimental estable por trabajar cinco horas más cada día y tener más dinero en el banco a final de año. Pero, al fin y al cabo, esto es una elección personal ¿no? ¿Porque debe prohibirlo lo iglesia? 

7- Soberbia:¿A quién carajo le gusta tratar con un maldito soberbio? Junto con la Avaricia, la soberbia es un pozo que el humanito de a pie siempre tiene muy cerca, pero saltar al mismo es una elección propia. No tiene ningún sentido que un dios imponga un castigo por ello. Además, ¿los dioses mismos no han sido siempre un poco soberbios?




Si nos paramos a mirar los pecados uno a uno, puede que no nos demos cuenta de lo que se esconde en el fondo, pero si hacemos una recapitulación de todos los conceptos, pronto se puede ver que hay algo que los conecta. En todos ellos, excepto en la ira, podemos encontrar un pequeño rasgo característico, un punto común. Este punto común se llama egoísmo. ¿Y porqué iba la iglesia a querer reprimir el egoísmo? Muy sencillo, el egoísmo es aquello que nos hace pensar en nosotros mismos, que nos hace ir a la nuestra, que nos hace considerar lo que queremos, que nos hace rebelarnos. Una persona egoísta, no es controlable. No es maleable. No hace lo que le dicen que haga, hace lo que considera que es mejor para ella. Y eso, en una sociedad como la que la iglesia ha pretendido siempre controlar, no tiene cabida. Sin embargo, como hemos visto punto por punto, el egoísmo también requiere educación.

Prohibir cosas naturales como la vida misma, puede parecerte mal, bien, o puede serte indiferente, pero la verdad es que ha hecho mucho daño. Tantos años vividos a base de estas imposiciones, han creado una sociedad que divide las cosas en bien, y en mal. Han conseguido, que no se analice una situación para ver si existe realmente un mal, sino que directamente se juzga la situación, como algo que está correcto o incorrecto. Y muchas veces se desea un castigo. Han hecho tanto daño, que ni siquiera somos conscientes de ello. Somos maquinitas de juzgar. Cualquier situación, cualquier cosa que llama la atención de nuestros ojos o nuestros oídos, es inmediatamente juzgada. Todo lo contrario de lo que se requiere para ser feliz, eso es lo que nos ha inculcado la iglesia.
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Hablando de la Iglesia y de sus artimañas, no puedo dejar de comentar aquí el dolor que ha causado la moral cristiana a la figura de la mujer. Este, es sin duda el daño más vil, el daño sobre el daño, el intento de destruir uno de los géneros, después de intentar destruir la esencia de nuestra especie como tal. La moral cristiana, viene intentando anularnos como libres pensadores desde hace dos mil años, y por el camino, ha obviado a la mujer. La mujer, no es más que “algo” que tiene que hacer lo que el hombre diga. La mujer tiene que estar en casa, la mujer debe ser “perfecta” (véase definición de mujer perfecta según el cristianismo), debe cuidar de la familia y hacer pastelitos para el hombre, la mujer no debe meterse en los asuntos que no le conciernen, la mujer, oír, ver y callar. 

Del mismo modo, la ha hecho responsable práctica de un estereotipo familiar que debe acatar para ser un buen ser humano. Un marido, una casa, un coche, dos hijos (como mínimo) y por supuesto cuidar de todos ellos. Sobre la mujer ha recaído durante todo nuestro pasado, el peso entero de la estructura familiar, del trabajo para el tiempo juntos. En España, se empezó a trabajar por cambiar esta repulsiva tendencia, cómo se empezó en muchos países europeos, a principios del siglo XX, pero el maldito Franquismo, llegó a derrocar derechos ya otorgados en la constitución del año 1931, haciéndola volver a la sombra de las tareas domésticas. Una mujer, no tiene el derecho ni de votar. Acatará lo que vote el hombre. ¿Cómo carajo, hemos podido los hombres permitir semejante denigración a las mujeres? A nuestras madres, hermanas, tías, hijas. ¿Cómo nos hemos podido considerar valientes por atender a guerras, a hacer el monigote, mandados por otros sentados detrás de una mesa, mientras nuestras compañeras de vida, nuestras guías desde que nacemos, las que nos han alimentado cuando aún no teníamos dientes, eran relegadas al papel de un gato doméstico con tareas y obligaciones? Ésta es, la vergüenza más grande que siento como hombre. Los hombres, a lo largo de la historia reciente, hemos permitido a la moral cristiana decidir sobre las posibilidades de desarrollo de las mujeres, básicamente porque ya nos iba bien. Aunque también hay que mencionar aquí, que han existido siempre, y todavía existen mujeres más machistas que los hombres, y a esas, no hay que eximirles un ápice de culpa. 

A día de hoy, hay muchas mujeres que siguen confundidas. Han nacido y desde bien pequeñitas han retenido en el cerebro, a base de generaciones de educación gripada, que la meta de sus vidas era formar una familia perfecta, como la de las películas americanas, sintiéndose por el camino responsables absolutas de la misma y supeditando su felicidad a la consecución de este objetivo. La moral cristiana, les ha llegado a hacer creer que la vida es controlable y especialmente dirigible, o que al menos, debe serlo, y muchas de ellas pueden pasar épocas de depresión y ansiedad por un simple divorcio, o por la posibilidad de un evento de tales características. 

Por supuesto, la moral cristiana también ha conseguido que muchas mujeres soporten malos tratos, vejaciones, o faltas de respeto generalizadas por parte de sus maridos, básicamente por no soportar las miradas de sus vecinos al romper la baraja. De la misma manera, ha estigmatizado el aborto, como si el aborto fuera para alguien, más duro que para la mujer. ¡Maldigo a todo aquel que cree, que tiene algún derecho a opinar sobre el aborto! ¿Cuántas mujeres han muerto por no poder abortar libremente? ¿Cuántas han pasado problemas psicológicos por ello? ¿Cuántas han llorado en la absoluta soledad por ello? 

Si eres mujer, y estás leyendo esto, ojalá decidas vengar mis verdades haciendo con TÚ vida, lo que te de la gana. 

Y como no me quiero olvidar de nadie, también te quiero preguntar; ¿Cuánto daño ha hecho la moral cristiana al conjunto LGBTIQ? Esto ya, es innombrable. Qué tristeza más grande, que hayamos soportado dos mil años de no permitir a las personas ser quienes realmente son. Qué vergüenza que en el siglo XXI siga existiendo esa clase de elementos infelices, educados en la moral cristiana, y en su dios injusto, que pretendan seguir diciendo a las personas como deben sentirse. 

La moral cristiana, sus juicios, y sus sanciones, tienen los años contados. 
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Podría ponerme a gruñir mucho más y decir que algunos delitos como las violaciones, la pedofilia o simplemente el maltrato machista, se deben en grandísima parte a la moral cristiana, a sentimientos de deseo, incompetencia y frustración, reprimidos en el lecho de la superioridad del hombre. Pero como no tengo pruebas que lo demuestran, diré lo siguiente: 

La moral cristiana nos hace creer que tenemos una obligación de entrega de nuestra persona, de nuestros sentimientos, para con otras personas. Nos obliga a suprimir nuestro “Yo interno” para complacer, o no defraudar a los demás, generando un manantial de emociones dolorosas, que nacen de deseos reprimidos. ¿Qué pensarán mis padres si no quiero ir a la universidad?, ¿Qué pensarán mis vecinos si dejo a mi marido?, ¿Qué pensará mi mujer si dejo mi trabajo?, ¿Qué pensará el mundo si soy gay? ¿Qué dirá la gente en el bar de los domingos, si me tiño el pelo de amarillo pollo? 

La moral cristiana nos hace confundir elecciones, sensaciones, y situaciones vitales con conflictos morales, porque ella ha marcado las pautas “correctas” de lo que debe ser la moral. Lo que implica ser UNA PERSONA CORRECTA. O lo que es lo mismo, una persona controlable. La moral cristiana, ejerce una fuerza terrible para evitar que las personas sean quienes son. T hace creer que no debes hacer aquello que quieres hacer, cómo si le debieras algo a alguien. 

Olvídate de la moral cristiana, aquí sólo cuentas tú y aquellas personas que te importan. Haz con tu vida lo que quieras hacer.

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